Aun así y sin importar nunca pierdes tú dulce aroma, que no se como haces pero en tu piel siempre esta.
Al regresar a casa te veo tan sencilla, con ese par dispar de medias, ese short roto y esa franela inmensa y arrugada.
Como niña feliz y liberada de esas cadenas que en tu femme mundo llaman sostén.
Coloreando toda la casa con una sonrisa de oreja a oreja.
Por ello no dejas de sorprenderme mujer, demasiada belleza guardas en tu ser.
Pero más allá de lo que mis ojos ven, no logro entender lo volátil que eres.
De repente delgada, gorda, con frió, con calor, molesta, neutral y feliz...
Sin previo aviso cambias de animo, no importa la fecha ni el día.
Solo sucedió y ya.
Mujer... Mujer...
Tu lo tienes todo.
Que seria de mi sin ti.
Sin tu sutileza, estados, inteligencia, orden desordenado y belleza.
Eres fuente de vida.
Eres la obra más grande de dios.
Por ello lo único que te obsequio son mis líricas.
Porque más allá de mi entender te amo sin razón.
Con locura pero sin perder la cordura.
Siempre seras la fuerza inteligente que endereza mi fuerza bruta.
Carlos Velásquez Rodriguez
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